Artritis Reumatoidea

Es una enfermedad en la que se inflaman las articulaciones produciéndose dolor, deformidad y dificultad para el movimiento, aunque también puede afectar otras partes del organismo.

Es una enfermedad crónica, con una baja frecuencia de curación espontánea, aunque con un tratamiento adecuado se consigue un buen control de la enfermedad en la mayoría de los casos.

Las molestias y limitaciones que ocasiona la artritis reumatoide varían mucho de un enfermo a otro, de modo que no hay dos enfermos iguales.

La artritis reumatoide es una de las más de 100 enfermedades reumáticas existentes, con un pronóstico y un tratamiento específicos, por lo que el diagnóstico ha de ser preciso (generalmente realizado o confirmado por un reumatólogo).
La artritis reumatoide es frecuente, ya que en nuestro entorno la padece una de cada 200 personas. Es más frecuente en mujeres, pero también afecta a varones. No es una enfermedad propia de la edad avanzada y aunque puede aparecer en ancianos, se presenta con mayor frecuencia entre los 45 y los 55 años. Asimismo, una forma muy similar de artritis puede afectar a los niños.

Las articulaciones son las estructuras que unen huesos y permiten la movilidad del cuerpo humano. Las porciones finales de los huesos tienen unas superficies lisas que son los cartílagos, que permiten un rozamiento suave entre dichos huesos . Con el fin de nutrir y proteger estas terminaciones óseas recubiertas de cartílago, las articulaciones disponen de una membrana (la membrana sinovial) que las recubre en su interior uniendo un hueso con el otro.

La artritis reumatoide es una enfermedad en la que se produce la inflamación de la membrana sinovial de múltiples articulaciones. Esta inflamación va a ser la responsable del dolor, de la hinchazón y de la sensación de rigidez que se puede notar por las mañanas.

Algunas articulaciones se afectan más que otras, y hay algunas que casi nunca se alteran . La persistencia de la inflamación de la membrana sinovial, condiciona que el lugar del hueso en el que se fija la membrana sinovial se dañe dando lugar a pequeñas muescas (erosiones) . Además, la inflamación mantenida de una articulación hace que el cartílago, que permite el rozamiento suave entre los huesos, adelgace y desaparezca. Con el tratamiento se puede conseguir que la inflamación de la membrana sinovial se controle, pero el daño ya producido en el hueso y en los cartílagos es irreparable. La sobrecarga de las articulaciones inflamadas contribuye a acelerar la destrucción. Para que el daño irreparable sea el menor posible, es imprescindible que el médico conozca la realidad diaria del enfermo.

¿Por qué se da la Artritis Reumatoidea?
La artritis reumatoide se presenta con más frecuencia en personas con una especial predisposición, sin embargo no es una enfermedad hereditaria.

La causa es desconocida. Se han estudiado agentes infecciosos (bacterias, virus) y aunque se han encontrado datos sugerentes en algunos casos, no hay evidencias que confirmen la implicación de uno en concreto.

La artritis reumatoide no es contagiosa. En la Artritis Reumatoide Se sabe que hay alteraciones del sistema inmunológico o de defensa del organismo.

La inflamación que se produce en las articulaciones es la consecuencia de la invasión de la membrana sinovial por células inmunitarias que dañan la articulación. La capacidad de defensa ante infecciones es prácticamente normal en los pacientes con artritis reumatoide. El clima y la humedad no tienen nada que ver con el desencadenamiento o mantenimiento de la artritis reumatoide. Sin embargo, es cierto que algunos cambios climáticos, y en particular cuando el tiempo va a empeorar, hacen que cualquier articulación dañada por ésta o por otra enfermedad sea más dolorosa.

Síntomas:
1.inflamación de las articulaciones produce ,
2.Dolor articular es el síntoma más frecuente en la artritis reumatoide .
3.Dificultad para el inicio de los movimientos por la mañana(rigidez matutina) de duración variable, y que puede llegar a ser incluso de horas.

La inflamación persistente puede acabar dañando los huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor. La consecuencia será la deformidad progresiva de las articulaciones y la pérdida reducción de la movilidad articular, lo que puede llevar al enfermo a un cierto grado de discapacidad para hacer algunas tareas de la vida diaria.

Tratamiento:

Todos los medicamentos tienen efectos secundarios.

El tratamiento de la artritis reumatoide con medicamentos incluye dos grupos de fármacos: Uno de ellos engloba a los que sirven para aliviar el dolor y la inflamación a corto plazo. Son útiles para bajar la inflamación y sobrellevar el dolor del “día a día”, pero no sirven para modificar la evolución de la enfermedad a largo plazo. En este grupo están los llamados antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y los glucocorticoides.

Los antiinflamatorios no esteroideos son medicamentos eficaces. No hay uno mejor que otros para esta enfermedad y cada persona puede encontrar el que mejor le vaya de forma específica. Si no mejora de sus síntomas (después de un plazo de un par de semanas) o no tolera el antiinflamatorio prescrito, hay que consultar al reumatólogo para probar otro.

Los glucocorticoides (derivados de la “cortisona”) utilizados de forma juiciosa, a dosis moderadas y para unas indicaciones concretas que el reumatólogo conoce, permiten en muchos casos mejorar la calidad de vida a largo plazo, aventajando a los efectos secundarios que se producen a estas dosis. El otro gran grupo es el de los llamados fármacos modificadores de la enfermedad. Estos medicamentos no sirven para tratar el dolor en un momento determinado, sino que actúan haciendo que la actividad de la enfermedad a largo plazo sea menor. Tardan en hacer efecto semanas e incluso meses. No son eficaces en el 100% de los enfermos, por lo que es habitual que el médico tenga que prescribir varios de forma secuencial hasta encontrar aquel que sea más eficaz y mejor tolerado. En este grupo entran el metotrexato, la sulfasalazina, las sales de oro, la cloroquina, la ciclosporina, la D-penicilamina, la azatioprina,... etc. En general requieren control por parte del reumatólogo y estrecha colaboración del paciente.

Tratamiento de la Artritis Reumatoidea con Células Madre:
España es pionera en la puesta en marcha de un estudio multicéntrico sobre un novedoso tratamiento con células madre mesenquimales para pacientes con artritis reumatoide.

“La principal ventaja potencial de esta terapia es que utiliza células capaces de frenar la respuesta inmune, que se toleran muy bien y que podrían tener un efecto terapéutico a largo plazo”, según ha explicado el coordinador del estudio y reumatólogo del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid, el doctor José Mª Álvaro-Gracia. Se trata de una investigación española, promovida por la compañía Cellerix (actualmente parte de Tigenix), en la que participan 23 centros y 53 pacientes, que acaba de terminar la fase de inclusión de pacientes. Se empieza a prever excelentes resultados.

Las células madre mesenquimales son células indiferenciadas que se encuentran en múltiples tejidos del cuerpo. “Se caracterizan porque son capaces de autoperpetuarse, así como de diferenciarse en células maduras de los tejidos en los que se encuentran. Además, son células inmunomoduladoras, es decir, son capaces de frenar la respuesta inmune. Esta cualidad ha despertado un gran interés en la comunidad científica y, concretamente, en el ámbito de la Reumatología, ya que podrían utilizarse en el tratamiento de enfermedades como la artritis reumatoide, el lupus, o la esclerodermia”.

Otra ventaja obtenida con este novedoso tratamiento es que mediante pocas infusiones se podría tener beneficio a largo plazo.